EL PREDICADOR

Por fin vengo con un libro leído!!

El autor me ha regalado esta novela y me he animado a leer ya que llevo una temporada muy paradita en referente a lecturas.
Tengo que decir que como no he leído mucho sobre el tema religioso pues me lo tomo con normalidad sin esperar demasiado, y bueno de cátaros cruzadas y demás pues no estoy muy puesta.
Pero la verdad es que me he entretenido mucho leyéndolo, pues hay mucho dialogo, lo cual hace la lectura ligera y amena. Lo que viene ha ser una historia entretenida, con muchas aventuras y gran parte de fantasía con los poderes que posée Rémy, pero he de decir, por lo menos para una persona como yo, que ni cree en Dios ni en los milagros, lo de volatizarse de un lado a otro no me lo esperaba en absoluto, ni que después de tiempo de lectura me digan que Rémy es un....medio ángel!!
La verdad es que me ha gustado, pero no para continuar con la saga, se me hace algo pesado el tema.
Que si lo recomiendo, pues si, porque desde luego que le da un punto de vista a la historia muy peculiar y diferente. Y la verdad es que el escrito está logrado y muy bien documentado. Y al que le guste la fantasía puede perfectamente disfrutar de ella con buenas dosis de culturilla religiosa.

Es el año 1204. Es tiempo de herejes. De coloquios religiosos, lóbregas abadías, asedios interminables, batallas medievales que marcaron época… Es el tiempo del Medievo. El tiempo en que se proclamó la primera cruzada dirigida contra cristianos, los llamados “cátaros”. Pero es también el tiempo en que vivió un enigmático anciano venido de los Balcanes, un personaje excepcional y sobrenatural que nos sorprenderá con una inquietante pregunta: ¿Y si el destino espiritual del planeta no estuviera meramente en manos de los hombres? ¿Y si en realidad, desde tiempo inmemorial, al margen de los reyes, los papas, y todos los gobiernos humanos, existieran invisibles poderes ocultos que rigieran los destinos de nuestro planeta? ¿Y si la raza humana tuviera “alguien” a su lado ayudándola a conquistar su lucha más decisiva, la lucha por la auténtica fe?